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Trabajar las emociones en el autismo.


emociones en el autismo

La gestión emocional es uno de los grandes desafíos —y a la vez oportunidades— dentro del acompañamiento a personas autistas.

No porque “no sientan”, sino precisamente porque sienten intensamente, aunque a menudo de forma distinta a como se espera desde un modelo neurotípico. Este ha sido un error transmitido durante mucho tiempo, la idea de que las personas autistas son ajenas a las emociones se ha ido transmitiendo entre profesionales cuando es una de las grandes falacias.

Las personas autistas perciben las emociones, las sientes y las manifiestan. Lo que ocurre es que el mundo emocional de las personas autistas a veces se presenta como caótico, siendo difícil dar forma a lo que se siente.


¿Por qué es importante trabajar las emociones en autismo?


El desarrollo emocional no va desligado del desarrollo social, comunicativo y conductual. En autismo, las emociones pueden expresarse de formas poco convencionales: silencios prolongados, movimientos repetitivos, gritos, risas en momentos inesperados o explosiones emocionales ante cambios mínimos. En ocasiones se hace un trabajo puramente conductual para trabajar estos aspectos sin enseñar a la persona a comunicar cómo se siente , o qué necesita.


Las explosiones en este caso, no son conductas caprichosas ni “problemas de conducta”; son expresiones legítimas de un mundo interno que, a menudo, se vive sin filtros. "Socializar estas expresiones" , para que sean entendidas por los demás depende de las facultades comunicativas. NO de la comunicación verbal, sino de tener un sistema de comunicación que permita tanto la identificación como la expresión de las emociones. Cuando sabemos qué ocurre podemos ayudar a expresarlo de forma más adecuada.


Trabajar las emociones significa acompañar, traducir, validar y ofrecer herramientas desde el respeto profundo a la forma de sentir y procesar de cada persona. Esto conlleva validar y respetar lo que la persona siente en cada momento.


Errores comunes al intervenir emocionalmente en autismo


  • Interpretar desde fuera: Suponer lo que la persona siente sin preguntarlo o sin conocer su perfil sensorial, cognitivo y comunicativo. Dar o adjudicar una emoción a la persona en base a nuestra interpretación.

  • Buscar control en lugar de comprensión: En lugar de calmar, muchos abordajes buscan apagar el comportamiento sin entender su función emocional. El castigar o negar la presencia de determinadas emociones , solo lleva a la inhibición , lo que produce serios problemas en la regulación emocional.

  • Establecer metas de “normalización”: Pretender que la persona reaccione de forma neurotípica puede invalidar su vivencia y generar más frustración. Partir de la experiencia propia como forma de validar una emoción. Las emociones pueden presentarse de diversas formas , todas deben ser respetadas salvo que generan un daño a la persona.



Claves para un abordaje emocional respetuoso y eficaz


  1. Evaluar sin etiquetas emocionales: Antes de hablar de “rabietas” o “problemas de regulación”, es vital entender el perfil sensorial, el nivel de sobrecarga, y los estilos de procesamiento emocional. Además debemos tener en cuenta las formas de comunicación para elaborar estrategias apropiadas.

  2. Nombrar las emociones de forma concreta y visual: Usar pictogramas para la denominación y las imágenes vivas como forma de aprendizaje es funcadmental para hacer un buen trabajo pedagógico.

  3. Ofrecer estrategias antes, durante y después:


    • Antes: anticipación, rutinas claras, preparación sensorial.

    • Durante: contención respetuosa, validación sin juicios, espacio seguro.

    • Después: reflexión adaptada, registro emocional, reparación del vínculo si fue necesario.


  4. Modelar sin imponer: Compartir nuestras emociones, mostrar cómo regulamos nosotros y permitir que la persona observe opciones sin obligarla a imitarlas. Es importante saber que esto se lleva a cabo de una forma visual y adaptada a la realidad de la persona.

  5. Trabajar con el entorno: En muchos casos, el “problema de regulación” no está en la persona autista, sino en un entorno que la sobreestimula, invalida o exige más de lo que puede gestionar en ese momento. El trabajo pedagógico debe extenderse a todos los contextos para evitar la saturación emocional de la persona.



El papel de la comunidad y los profesionales

Desde PAAIGI, defendemos una intervención basada en el conocimiento profundo del perfil neurodivergente y en la adaptación realista de herramientas. Las emociones no se enseñan como materias escolares: se acompañan, se descubren, se legitiman.


La gestión emocional no es un fin en sí mismo, sino una herramienta para que la persona se sienta más segura, más comprendida y más capaz de habitar el mundo a su manera.


Las estrategias y herramientas deben personalizarse, buscando la máxima expresión.





 
 
 

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